Cirugía Cardiovascular (Nov 2024)
Epidemiología, diagnóstico, clasificación e indicaciones quirúrgicas actuales de los aneurismas de la aorta toracoabdominal
Abstract
Resumen: Los aneurismas de la aorta toracoabdominal constituyen un reto en cirugía cardiovascular por la complejidad de la patología, agresividad del tratamiento quirúrgico y comorbilidades de los pacientes. Su prevalencia, real y detectada, ha aumentado debido a una creciente esperanza de vida, la mejora del diagnóstico y mayor concienciación de médicos y pacientes. Pueden complicarse por disección o rotura, y la mitad de las muertes se deben a la rotura, incluso con diámetros inferiores a 6 cm. El objetivo terapéutico es reducir complicaciones como disección, rotura o muerte de causa aórtica. La decisión quirúrgica requiere una ponderación cuidadosa de factores anatómicos y de riesgo de eventos futuros frente a los riesgos operatorios. La cirugía abierta sustituye el aneurisma por un injerto anastomosado a aorta adyacente sana, mientras que la reparación endovascular utiliza endoprótesis vasculares para excluir el flujo sanguíneo del saco aneurismático. La mortalidad y morbilidad de la reparación quirúrgica abierta son elevadas, especialmente en pacientes con comorbilidades, e incluyen isquemia medular y daño renal. El tratamiento endovascular se desarrolló como una alternativa menos invasiva a la cirugía abierta, con resultados prometedores en la reducción de la mortalidad hospitalaria, pero su uso sigue siendo experimental. La elección del tratamiento requiere una evaluación multidisciplinar del perfil de riesgo del paciente y de las características anatómicas del aneurisma. Recientemente se ha propuesto un tratamiento híbrido, que combina la reparación endovascular torácica con la cirugía abdominal abierta, pero la experiencia es aún limitada y no hay pruebas sólidas de que mejore los resultados. Abstract: Thoracoabdominal aortic aneurysms remain a challenge in cardiovascular surgery due to the complexity of the pathology, the invasiveness of surgical treatment required and common patient comorbidities. The prevalence, true and detected, of these aneurysms has increased due to increased life expectancy, improved diagnosis, and greater physician and patient awareness. They can trigger dissection or rupture, and half of all deaths are due to aortic rupture, even in aneurysms with diameters under 6 cm. The goal of treatment is to reduce the risk of adverse aortic events, such as dissection, rupture, or aortic-related death. The timing of intervention requires careful evaluation of anatomic and risk factors for future events versus operative risks. Open surgery aims to replace the aneurysmal thoracoabdominal aortic segment with a prosthetic graft anastomosed to adjacent non-aneurysmal aortic tissues, whereas endovascular repair uses stent-grafts to exclude blood flow from the aneurysmal sac. The morbidity and mortality of open surgical repair are high, especially in patients with comorbidities, and include spinal cord ischemia and renal damage. Endovascular treatment has been developed as a less invasive alternative to open surgery, with promising results in reducing hospital mortality, but its use remains experimental. The choice of treatment requires a multidisciplinary assessment of the patient's risk factors and the anatomical characteristics of the aneurysm. Hybrid treatment, combining thoracic endovascular repair with (simultaneous or deferred) open abdominal surgery, has recently been proposed, but there is still limited experience and no robust evidence for improved outcomes.