La República Popular de China ha elaborado y puesto en marcha, a través de sus Planes Quinquenales, varios programas de desarrollo económico, entre ellos, los que dirigieron su transición hacia una economía de mercado. Sin embargo, ninguno había llevado implícito objetivos expansionistas y geoestratégicos tan claros, como los que encierra la Nueva Ruta de la Seda, cuyas ramificaciones conectarán los continentes asiático, europeo y africano. Su importancia en el actual escenario mundial, la convierte en el objeto central del análisis que permea este texto.