Papeles (Sep 2019)
(In)Habitual
Abstract
Después de haber compartido 30 años en la misma cama, todavía no alcanzaba a llegar a su corazón. Décadas atrás, su cara –la de ella– no conocía las arrugas y la piel hacía caso omiso a la gravedad; pasaron los años y él admiró cómo los senos se caían de su lugar habitual y pequeñas cicatrices aparecían alrededor del vientre después de haber dado a luz.