El impulsar la inclusión en las aulas de educación inicial hasta la básica a partir del fomento del respeto por las diferencias humanas, no ha sido una tarea fácil, pues ello se denota desde la génesis de los anti valores peyorativos familiares y del contexto emocional social excluyente en el cual está sumergido cada estudiante. Este ensayo tiene como propósito, argumentar a partir de la educación inclusiva en la que el desarrollo de la competencia emocional del estudiante es indispensable para transferir en la praxis pedagógica relaciones interpersonales basadas en la comunicación efectiva y el amor a las diferencias humanas. El análisis realizado generó la idea concluyente que una educación inclusiva emocionalmente positiva inculca en todos los estudiantes, la capacidad y voluntad de expresar verazmente sus opiniones y escuchar las de los demás, haciendo posible una comunicación efectiva afectiva, y sin coacciones discriminativas.