Medicina (Jun 1997)
Las Enfermedades Infecciosas emergentes y la Salud Pública
Abstract
<p>El optimismo de hace unos años con respecto al control definitivo de las enfermedades infecciosas ha venido diluyéndose poco a poco. Hoy en día, estas entidades nos atacan por múltiples frentes y, en conjunto, representan la principal causa de muerte a escala mundial. En 1995 17 millones de personas, incluidos 9 millones de niños, murieron por infecciones prevenibles como diarreas y neumonías. Los antibióticos, considerados hasta hace poco tiempo la solución al problema de las infecciones, son cada vez menos eficaces en la medida en que se incrementa el número de cepas resistentes y la velocidad con que éstas desarrollan dicha resistencia.</p><p>Si a este hecho agregamos el evidente deterioro de las condiciones de vida de la población y el que ha sufrido la salud pública en particular, a consecuencia del desigual impulso a la más rentable atención de la enfermedad individual, la facilidad y rapidez con que se viaja de uno a otro continente o de una a otra región dentro de un país, la urbanización desordenada e incontrolada de las ciudades, la crisis económica mundial, los daños al ambiente, etc., todas condiciones que, en general, favorecen la aparición de “”nuevas” infecciones, puede entonces comprenderse la magnitud del desafío.</p><p>Algunas de las enfermedades infecciosas emergentes, esto es, aquellas cuya incidencia en el Ser Humano ha aumentado durante los dos últimos decenios o amenaza con aumentar en el futuro próximo, han surgido a consecuencia de la evolución de microorganismos ya existentes como la tuberculosis o el cólera. Otras, quizás las menos, son ocasionadas por agentes hasta hace poco desconocidos (nuevos), varios de gran patogenecidad, como el virus de Ebola o Hantavirus que llevan a severas neumonías con letalidad del 50%.</p><p>En las Américas, entre 1991 y 1995 se notificaron más de 1 millón de casos de cólera y 9 mil muertes. La OPS estima en 10 años y en más de 200.000 millones de dólares el tiempo y los dineros necesarios para controlar la pandemia en la región. La peste, que en el Perú ocasionaba casos esporádicos en los últimos 50 años, fue epidémica desde 1992 y en 1994 se notificaron 1.299 casos con una letalidad cerca la al 5%. Estos dos ejemplos de infecciones emergentes, o reemergentes, en nuestro continente, dado el contexto socioeconómico y ambiental en que surgieron, hacen dudar que realmente seamos países en vía de desarrollo. Pudiera ser más acertado considerar que estamos en vía de franco deterioro.</p><p>Según la Organización Mundial de la Salud, de no aplicarse medidas eficaces para desacelerar la transmisión del VIH, hacia el año 2000 el Sida representará el 8% de la carga mundial de morbilidad y no el 3.5% de hoy y aproximadamente el 95% de los infectados estarán en los países no desarrollados.</p><p>El presente trabajo, además de mostrar el panorama de infecciones como la tuberculosis y su asociación con el VIH, hace una revisión de los elementos básicos que explican la emergencia de una enfermedad infecciosa, proceso complejo y dinámico, donde el concepto de microbio como causal de enfermedad es insuficiente y son más bien las actividades humanas los factores verdaderamente poderosos en la ocurrencia del fenómeno.</p><p>Para entender y dar respuesta a este desafío, como sector salud, se requiere de una perspectiva global, tanto conceptual como geográficamente hablando, donde la vigilancia epidemiológica, el estudio de los brotes y el laboratorio de salud pública, resultan herramientas fundamentales hacia el control.</p><p>La OPS/OMS ha propuesto algunas metas, las cuales se exponen junto con sus objetivos específicos, con el ánimo de abrirlas a la discusión en la búsqueda de una estrategia regional para la vigilancia, prevención y control de las enfermedades infecciosas emergentes en las Américas...</p>