Revista Iberoamericana de Educación (Feb 2006)
Alfabetización emocional: la deuda de enseñar a vivir con los demás
Abstract
El niño y el adolescente entran a la escuela con su sociabilidad, rivalidades y modos de resolver las dificultades ya aprendidos en la familia, el barrio. La escuela, al hablar de prevenir las conductas violentas, parece muchas veces hacer mención a una única estrategia de intentar controlarla. Pero, ¿debe la escuela resignarse solamente a "atajarla" para poder desarrollar su propuesta educativa, o acepta el desafío de ofrecer una propuesta formativa superadora? Hoy sabemos que la conducta interpersonal se desarrolla y se aprende y que mientras más temprano se inicien los procesos de enseñanza-aprendizaje de las habilidades sociales, mejores serán los resultados. Los distintos estudios nos muestran también, como las limitaciones en el desarrollo emocional-social genera diversos riesgos, entre los que se encuentran la desadaptación, el abandono escolar, el bajo rendimiento, las conductas violentas y otras dificultades escolares. Frente a la nueva lectura que hacemos de la sociedad, todos deseamos que se produzca un cambio en las actitudes humanas que sirva para configurar una mejor civilización. El sistema educativo tiene la potencialidad de modificar los valores culturales que promueven la utilización de la violencia. Enseñar a la mente y al corazón es el nuevo desafío educativo. Porque mientras nuestros niños y jóvenes continúen siendo víctimas de la violencia, sea que participen en la misma o no, los adultos seguimos siendo responsables de la dimensión que alcance esta contagiosa enfermedad, la más peligrosa del siglo XXI.