Neurología (English Edition) (Sep 2022)

Spinal cord stimulation: beyond pain management

  • J.H. Tapias Pérez

Journal volume & issue
Vol. 37, no. 7
pp. 586 – 595

Abstract

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Introduction: The gate control theory of pain was the starting point of the development of spinal cord stimulation (SCS). We describe the indications for the treatment in pain management and other uses not related to pain. Development: There are currently several paradigms for SCS: tonic, burst, and high frequency. The main difference lies in the presence of paraesthesias. SCS is most beneficial for treating neuropathic pain. Patients with failed back surgery syndrome show the best response rates, although a considerable reduction in pain is also observed in patients with complex regional pain syndrome, diabetic neuropathy, radiculopathy, and low back pain without previous surgery. Phantom pain or pain related to cardiovascular or peripheral vascular disease may improve, although there is a lack of robust evidence supporting generalisation of its use. SCS also improves cancer-related pain, although research on this issue is scarce. Non-pain-related indications for SCS are movement disorders, spasticity, and sequelae of spinal cord injury. The main limiting factors for the use of SCS are mechanical complications and the cost of the treatment. Conclusion: In its 50-year history, SCS has progressed enormously. The perfection of hardware and software may improve its effectiveness and reduce the rate of complications. Indications for SCS could include other diseases, and its use could be expanded, if the costs of the technology are reduced. Resumen: Introducción: La descripción de la teoría de la compuerta del dolor fue el punto de partida para el desarrollo de la estimulación de la médula espinal (EME). El presente artículo describe las indicaciones para el tratamiento del dolor y otros usos no relacionados con este. Desarrollo: En la actualidad existen diversos paradigmas de EME: tónica, de alta frecuencia en ráfaga o simplemente de alta frecuencia. Estas se distinguen por la presencia de parestesias. La EME ha mostrado beneficio sobretodo en dolor de tipo neuropático. El síndrome de cirugía espinal fallida muestra las mejores tasas de respuesta, aunque en casos de síndrome doloroso regional complejo y neuropatía diabética, así como de radiculopatía y lumbago sin cirugía espinal previa también se logra una reducción importante de dolor. Y aunque pareciera útil su aplicación en el dolor de tipo fantasma y en aquel asociado a enfermedad vascular periférica o cardiovascular, no existe una evidencia sólida para generalizar su empleo. Por otra parte, la EME también reduce el dolor neuropático secundario a tumor, a pesar de que esta línea ha sido poco explorada. Otras indicaciones no relacionadas con dolor son trastornos de movimiento, espasticidad y secuelas de trauma medular. Sin embargo, el uso de la EME se ve limitado por dos factores principales: las complicaciones mecánicas y el costo de la terapia. Conclusión: Durante los 50 años de aplicación, la EME ha mostrado grandes avances. Asimismo, a medida que se perfeccione el hardware y el software relacionados con esta, se podrá mejorar la efectividad y reducir el rango de complicaciones. La indicación para la EME se podría extender a otras enfermedades y su uso se expandiría, si, además, se lograra diseñar una tecnología asequible.

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