El presente artículo intenta poner de relieve que la actitud llamada ensayar, ejercida con suma valentía y originalidad por Fernando Savater, es una actitud antidogmática y abierta que incomoda a todo sectario, intelectual o político, lo que ha constreñido a Savater a convertirse en un gran polemista al tiempo que, a nivel personal, le ha granjeado desagradables y hasta peligrosas consecuencias.