Anthropologica (Jun 2024)
Los «chamos» en cana
Abstract
La migración venezolana de los últimos años, relacionada con un contexto crónico de crisis política y violencia (Antillano & Ávila, 2017; Antillano, 2023; Zubillaga & Llorens, 2023), ha impactado significativamente en los principales países receptores, como Colombia y Perú (R4V, 2023). Al mismo tiempo, se ha incrementado exponencialmente el número de presos extranjeros en las cárceles peruanas, reavivando así la vieja discusión sobre migración y delincuencia, que ha ocupado a la criminología durante décadas (Park et al., 1967; Brion, 1997). En ese sentido, el presente artículo aborda uno de los aspectos menos trabajados de este complejo proceso migratorio en América Latina: el de los venezolanos que se encuentran procesados (74,5 %) o sentenciados (25,5 %) en los centros penitenciarios del Perú (INPE, 2024). Desde un enfoque metodológico mixto, se recoge la visión de los mismos venezolanos presos, de los presos peruanos, y de las autoridades penitenciarias, acerca de esta nueva «convivencia carcelaria». Además, se analiza si dentro de esta novedosa relación con la cultura carcelaria peruana, el rostro más organizado de la delincuencia venezolana es capaz de expandirse o trasplantarse (Varese, 2011; Garzón & Olson, 2013), producto de este proceso migratorio hacia los países de destino, como Panamá, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Así, argumentamos que, dentro de una dinámica de importación delictiva en los penales peruanos, existe un conflicto entre dos culturas carcelarias diferentes (una que tiene como referente la posibilidad del «autogobierno» de los mismos internos, y la otra que busca mantener una «gobernanza carcelaria»); ambas «visiones» de lo que es la vida en prisión pugnan por imponer sus propios modos de concebir la convivencia penitenciaria.