Revista Iberoamericana de Educación (Jan 2000)
Presentación
Abstract
El creciente interés social por la educación inicial, reflejado por las administraciones educativas en los últimos años, parece haber impulsado la adopción de una serie de programas que están teniendo como consecuencia la progresiva incorporación a los sistemas de atención infantil de grupos de niños y niñas en edades cada vez más próximas al primer año de vida. Los factores que pueden haber dado lugar a este interés, que significan un adelanto en la tradicional vertiente asistencial que aún predomina en algunos programas de atención infantil, provienen de distintos campos, producen consecuencias múltiples y actúan en interrelación para producir nuevos resultados. Por una parte, los avances en el conocimiento sobre el desarrollo neuronal y de las capacidades cognoscitivas de los seres humanos, que recomiendan una atención temprana que favorezca el mejor y mayor aprovechamiento de los mismos. En segundo término, las consecuencias, avaladas por estudios científicos, que una atención temprana tiene sobre el aprendizaje, el rendimiento académico, la permanencia y la progresión dentro del sistema educativo, así como en la vida social y profesional de las personas. Los efectos sobre los individuos tienen manifestaciones directas sobre lo social. Una atención temprana de aquellos grupos sociales que tienen menos posibilidades de recibirla por vía familiar, permite equiparar, en el ‘punto de partida’, las condiciones con que los mismos habrán de incorporarse a la vida. Ante la presencia de los tres factores mencionados se hacen evidentes las derivaciones económicas que produce una atención temprana de la niñez.