Estudiar el periodo de las vanguardias, en especial las desarrolladas en América Latina, supone retornar sobre un vasto conjunto de viejas discusiones y numerosos debates que han quedado inconclusos, así como también en lo que refiere a la reconstrucción de una memoria histórica que se ha gestado muchas veces en la periferia del discurso hegemónico desde donde esta parte.