Revista Ciencias Biomédicas (Jan 2015)

EVOLUCIÓN DE LA TERAPIA SUSTITUTIVA RENAL

  • Coronada-Daza Jorge Antonio

Journal volume & issue
Vol. 6, no. 1
pp. 9 – 10

Abstract

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La enfermedad renal crónica (ERC) es un problema de salud pública mundial. La cuenta de alto costo de Colombia a 2013 reportó la existencia de 22.926 pacientes en terapia de diálisis, 5.941 con trasplante renal y 1.015.124 pacientes con ERC en estadios I - IV, potenciales a progresar y requerir terapia sustitutiva renal (TSR), para una incidencia aproximada de ingreso a diálisis de 65 personas por millón de habitantes (1). En Estados Unidos en el 2011 se encontraban en diálisis 430.723 pacientes y 185.626 estaban trasplantados (2). En 1945 Willen Kolff realizó la primera sesión de hemodiálisis con éxito. La cual ha ido evolucionando desde el uso en pacientes agudos hasta la aplicación en crónicos. En 1972 se aprobó en EEUU la hemodiálisis crónica para el tratamiento de todos los pacientes con ERC avanzada (3). Desde entonces la diálisis en sus dos modalidades (hemodiálisis y peritoneal), así como el trasplante renal, es la base del manejo de pacientes con ERC avanzada. La diálisis mejora la calidad de vida de los pacientes, no obstante continúa siendo alta la tasa de complicaciones y solo brinda reemplazo de la función excretora del riñón. En 1954 Murray realizó el primer trasplante renal exitoso en humanos. El trasplante renal es la terapia ideal, pero no está excepta de complicaciones infecciosas, riesgo de neoplasias y efectos colaterales asociados a los medicamentos inmunosupresores que deben acompañarlo. En Estados Unidos, existen 100.000 pacientes en espera de trasplante renal, con probabilidad acumulativa de recibirlo del 9.6% en el primer año, del 21.6 y 36.0% para después de tres y cinco años, respectivamente, lo cual demuestra la alta demanda insatisfecha. El promedio de espera para el trasplante renal es entre tres y seis años (4). Buscando mejorar las terapias de diálisis, para lograr además de la función excretora aportar a las funciones metabólicas y endocrinas renales, la medicina regenerativa y la bioingeniería, tratan de obtener nuevos modelos de TSR. Aebischer (1987) desarrolló en un modelo de daño renal agudo en perros, el riñón bioartificial (RBA), que combina la hemofiltración convencional con un dispositivo que aporta células epiteliales renales. Demostró la capacidad para cumplir función excretora, regulación de electrolitos y producción de vitamina D3. En 1999 Humes enriqueció el dispositivo utilizando células del túbulo renal proximal, permitiendo además el transporte de sodio, glucosa y aniones orgánicos.