Ab Intus (Oct 2023)
Leche de burra en casos de alergia a la leche de vaca en humanos. Un desafío para Argentina
Abstract
En humanos, las alergias alimentarias (AA), han sido calificadas como un problema emergente de salud pública en los países desarrollados. La alergia a las proteínas de la leche de vaca (APLV) es una respuesta inmune a determinadas proteínas presentes en la leche bovina que ocurre después de la ingestión de la misma y es una de las alergias de mayor prevalencia (0,5-4%) en niños de hasta un año de edad. Los principales alérgenos de la leche de vaca están distribuidos entre las fracciones del suero (20%) y de la caseína (80%). El tratamiento para APLV consiste en eliminar los productos lácteos de la dieta a fin de evitar la exposición a los alérgenos implicados. Debería proponerse a estos pacientes el sustituto menos alergénico. La fórmula extensamente hidrolizada de leche bovina contiene algunos epítopes que pueden ser reconocidos por el sistema inmune y causar reacciones alérgicas. En general, hay un 25–80% de niños con APLV que desarrollan una reacción cruzada con la fórmula que contiene soja, o leche hidrolizada de otras especies de rumiantes. La leche de burra es considerada una alternativa válida para los niños con APLV debido a su composición semejante a la leche humana, su probada tolerabilidad, palatabilidad, y su adecuada concentración de nutrientes como también la gran cantidad de compuestos bioactivos. Considerando la alta tasa de tolerabilidad encontrada en diversos estudios utilizando leche de burra, se ha propuesto que sea considerada como una formula hipoalergénica natural para el tratamiento de alergias a las proteínas de origen bovino. La producción de leche de burra en Sudamérica está en desarrollo y debería ser objeto de estudio en centros hospitalarios locales para que los niños afectados con APLV puedan acceder a productos de calidad y de mercado nacional para su consumo. Argentina cuenta con las posibilidades agroecológicas para la producción de leche de burra en particular en áreas áridas o semiáridas y bajo el formato de pequeñas producciones. Se podría contribuir al desarrollo socioeconómico de áreas marginales y a generar un producto natural de origen rural que podría ser una alternativa para los niños con APLV.