Gaceta Sanitaria (Jan 2024)
Pobreza energética y salud en población gitana y en población general de España
Abstract
Resumen: Objetivo: Cuantificar la pobreza energética en población gitana y población general de España, en 2016, y observar la asociación de este fenómeno con la salud autopercibida, ajustando por los principales determinantes socioeconómicos. Método: La pobreza energética fue definida como la incapacidad económica para mantener el calor dentro del hogar, la presencia de humedad en la vivienda y tener retrasos en el pago de facturas de suministros, con datos de dos encuestas europeas para España en 2016: la Encuesta sobre Ingresos y Condiciones de Vida (EU-SILC) y la Segunda Encuesta sobre Minorías y Discriminación (EU-MIDIS II). Se calcularon modelos de regresión logística jerárquica con la salud autopercibida como variable resultado, ajustando progresivamente por variables demográficas (género y edad), ambientales (temperatura del hogar, humedad y retrasos en las facturas) y socioeconómicas (nivel educativo, estado civil y situación ocupacional). Resultados: El 45% de la población gitana mostró niveles moderados o altos de pobreza energética. La odds ratio (OR) de mala salud autopercibida era mayor en la población gitana (OR: 3,11; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 2,59-3,74). No poder mantener una temperatura adecuada en el interior del hogar incrementó considerablemente el riesgo de mala salud (OR: 2,10; IC95%: 1,90-2,32). Tras ajustar por variables demográficas, ambientales y socioeconómicas, no observamos asociación entre población de adscripción y salud autopercibida. Conclusiones: Considerando los principales determinantes sociales, indicadores de pobreza energética incluidos, ser una persona gitana no se asocia con declarar mala salud. Este resultado señala la relevancia de abordar los factores socioeconómicos, la pobreza energética entre ellos, para reducir las desigualdades en salud. Abstract: Objective: To quantify energy poverty in Roma population and in general population in Spain, in 2016, as well as to observe the association of this phenomenon with self-rated health, adjusted according to the main socio-economic determinants. Method: Energy poverty has been defined as the financial inability to keep a home warm, the presence of dampness in the dwelling and falling into arrears in utility bills, using data from two European surveys from Spain in 2016: the Survey on Income and Living Conditions (EU-SILC) and the Second Survey on Minorities and Discrimination (EU-MIDIS II). Hierarchical logistic regression models were estimated with self-rated health as the outcome variable, progressively adjusted according to demographic (gender and age), environmental (household temperature, humidity and arrears in utility bills) and socio-economic (level of education, marital status and employment status) variables. Results: Our results show that 45% of the Roma population had moderate or high levels of energy poverty. The odds ratio (OR) of poor self-rated health was higher in the Roma population (OR: 3.11; 95% confidence interval [95% CI]: 2.59–3.74). The inability to maintain an adequate indoor temperature significantly increased the risk of poor health (OR: 2.10; 95% CI: 1.90–2.32). After adjusting according to demographic, environmental and socio-economic variables, no association was observed between the population of ascription and self-rated health. Conclusions: Taking into account the main social determinants, including energy poverty indicators, being Roma is not associated with reporting poor health. This result points to the importance of tackling socio-economic factors, including energy poverty, to reduce health inequalities.