Neurología (English Edition) (Nov 2023)

Clinically isolated syndrome: Diagnosis and risk of developing clinically definite multiple sclerosis

  • J. López-Gómez,
  • B. Sacristán Enciso,
  • M.A. Caro Miró,
  • M.R. Querol Pascual

Journal volume & issue
Vol. 38, no. 9
pp. 663 – 670

Abstract

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Introduction: In most cases, multiple sclerosis (MS) initially presents as clinically isolated syndrome (CIS). Differentiating CIS from other acute or subacute neurological diseases and estimating the risk of progression to clinically definite MS is essential since presenting a second episode in a short time is associated with poorer long-term prognosis. Development: We conducted a literature review to evaluate the usefulness of different variables in improving diagnostic accuracy and predicting progression from CIS to MS, including magnetic resonance imaging (MRI) and such biofluid markers as oligoclonal IgG and IgM bands, lipid-specific oligoclonal IgM bands in the CSF, CSF kappa free light-chain (KFLC) index, neurofilament light chain (NfL) in the CSF and serum, and chitinase 3–like protein 1 (CHI3L1) in the CSF and serum. Conclusions: Codetection of oligoclonal IgG bands and MRI lesions reduces diagnostic delays and suggests a high risk of CIS progression to MS. A KFLC index > 10.6 and CSF NfL concentrations > 1150 ng/L indicate that CIS is more likely to progress to MS within one year (40%–50%); 90% of patients with CIS and serum CHI3L1 levels > 33 ng/mL and 100% of those with lipid-specific oligoclonal IgM bands present MS within one year of CIS onset. Resumen: Introducción: La mayoría de los pacientes con esclerosis múltiple (EM) debutan con un síndrome clínico aislado (SCA). Es importante diferenciar este SCA de otras patologías neurológicas agudas o subagudas y estimar el riesgo de desarrollar una esclerosis múltiple clínicamente definida (EMCD), pues un segundo ataque clínico en un corto periodo de tiempo se asocia con peor pronóstico a largo plazo. Desarrollo: Se realizó una revisión bibliográfica con el objetivo de contrastar diferentes variables, tales como la resonancia magnética (RM) y diferentes marcadores biofluídicos como las bandas oligoclonales IgG (BOC), bandas oligoclonales IgM (BOCM), bandas oligoclonales IgM lípido específicas (BOCM-LE), índice de cadenas ligeras libres Kappa (κ index) mediante la determinación de las cadenas ligera libres kappa en líquido cefalorraquídeo (LCR), neurofilamentos de cadenas ligeras en LCR (NfLL) y suero (NfLS) y la proteína chitinasa 3-like 1 (CHI3L1) en LCR (CHI3L1L) y suero (CHI3L1S), con el objetivo de mejorar la precisión diagnóstica y predecir los riesgos de un segundo ataque clínico tras un SCA. Conclusión: Unas BOC positivas junto con la identificación de lesiones por RM, reducirán el tiempo de diagnóstico y nos indicaran que la mayoría de los pacientes con SCA evolucionaran a EM. Un κ index >10.6 y una concentración de NfLL > 1150 ng/L, nos indican que los SCA tienen más probabilidades de convertirse en EM durante el primer año (40%/50%). El 90% de los pacientes con SCA y niveles de CHI3L1S >33 ng/mL, y el 100% con presencia BOCM-LE se convierten en EM durante el primer año.

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