Revista Colombiana de Educación (Feb 1988)
LA ESCUELA DEL MAÑANA
Abstract
Honorable y estimado colega: Me apresuro a responder la pregunta que me habéis hecho el honor de plantearme: ¿cómo debe ser la escuela del mañana? Antes de intentar aventurar el futuro, consideremos un poco el pasado. Por lo demás, es solamente a partir del pasado que el futuro puede ser conjeturado. Sí hay algo indiscutible, es que, después de la guerra, Francia se halló ante la opinión mundial en una situación moral incomparable. Todos los pueblos, incluyendo a la misma Alemania, rinden homenaje a las virtudes de las cuales ha dado prueba, al heroísmo de sus tropas, a la resistencia digna y calmada con la cual el país soportó las espantosas calamidades de una guerra sin precedentes en la historia. ¿Qué podremos decir, sino que nuestros métodos educativos produjeron el principal efecto que podíamos esperar? Los niños que le fueron confiados, la escuela los hizo hombres. Naturalmente, nuestra escuela pública es la principal responsable de estos resultados, dado que sus alumnos representan la mayor parte de la población escolar. Se puede concluir entonces con toda seguridad, que ella ha desempeñado bien su tarea. En ningún caso sería cuestión de renunciar a los principios sobre los cuales reposa su enseñanza, pues la guerra ha probado lo que valen. He aquí un hecho que está por encima de toda discusión y que debería poner fin a ciertas controversias.