Arquitecturas del Sur (Dec 2017)
Editorial: Edificios Educativos, entornos de aprendizaje
Abstract
En esta última década, las universidades latinoamericanas han iniciado un intenso proceso de reformulación curricular para consolidar el modelo de formación por competencias, instalando la idea de educar a las nuevas generaciones en torno a la profundización de habilidades complejas que incorporan la dimensión del “saber ser” a los ya conocidos ám- bitos cognitivos y procedimentales. Este inédito hecho en la historia de la educación superior que pretende formalizar el cultivo y desarrollo de las emociones en los procesos de enseñanza-aprendizaje, no ha logrado verdaderamente remecer los proyectos educativos, dilatando la histórica hegemonía de la razón en el desarrollo del conocimiento academicista. Hemos invertido una enorme cantidad de recursos y energía para comprender y poner en marcha este “sistema operativo” centrado en el estudiante, que cambió todos los programas de las asignaturas y la conceptualización de los principios que inspiran y definen el actuar de las comunidades académicas dentro del aula. Sin embargo, no hay evidencias que permitan asegurar que la calidad de la educación ha mejorado. Parecer ser que este esfuerzo se ha plasmado más en el papel, en el diseño curricular y en el discurso, que en la práctica misma.