Galicia Clínica (Oct 2022)
Síndrome de titono o el problema la inmortalidad
Abstract
Señor director: Skolnik1 describió por primera en 2016 vez en JAMA el síndrome de Tithonus o Titono, que hace referencia a la situación que se da cuando los familiares demandan mantener con vida y medios desproporcionados a su ser querido, en situación clínica ya muy deteriorada e irreversible, y que surge como fruto de su cariño, dependencia afectiva y quizás por algo de egoísmo. En la mitología griega, Eos o Aurora, diosa del amanecer e hija de Zeus, se enamoró de Tithonus o Titono y quiso casarse con él. Sin embargo, Titono era un hombre, y como tal mortal. Aurora pidió a Zeus, su padre y rey de los dioses, que hiciera a Titono inmortal como ella, cosa que Zeus hizo. Por desgracia, Aurora no pidió que no envejeciera y, como consecuencia de ello, Titono no pudo morir2. Finalmente, envejecido e incapaz de moverse, Titono terminó convirtiéndose en un grillo, reclamando una muerte que nunca le llegó. El aumento de la esperanza de vida, así como la mejora de los recursos sanitarios, han llevado a una población cada vez más envejecida, lo cual se refleja en los hospitales donde se ven con mayor frecuencia ancianos con deterioro cognitivo en la fase final de su enfermedad. Recientemente hemos asistido a pacientes nonagenarios con afectación grave de sus funciones cognitivas e ingresos repetidos por infecciones o por dificultad para su alimentación por vía oral, que recibían cuidados minuciosos por parte de sus familiares en sus domicilios. Durante las hospitalizaciones los familiares exigían mantener los cuidados, excesivos para su situación clínica de acuerdo con nuestros criterios médicos, reclamando instaurar o mantener sueroterapias, alimentación artificial, antibióticos y rechazando desprescripciones. Este deseo de los familiares de preservar a cualquier precio la vida de los pacientes, condena a sus seres queridos a prolongadas agonías con cuidados desproporcionados y se podría encuadrar dentro de lo que se ha denominado un síndrome de Titono. Además, crea conflictos y deteriora la relación con la familia. Como médicos, sabemos que estamos obligados a preservar la vida de todos los pacientes, y que limitar el esfuerzo terapéutico no significa tratarlos peor5. En estas situaciones que podemos denominar como síndrome de Titono, el criterio médico choca con las expectativas de los familiares que encuentran en nuestros planteamientos médicos de “no hacer”, un abandono del cuidado de su ser querido. Gruenberg4 ya hacia referencia a “el fracaso del éxito”, en el que alentados por servir a nuestro fin último de preservar y prolongar la vida, condenamos a nuestros pacientes a una elevada morbilidad, enfermedades crónicas e ingresos repetidos. Pese a que creemos que el Síndrome de Titono no es algo excepcional, no hemos encontrado publicaciones sobre él en nuestro país. Para su diagnóstico no disponemos de criterios diagnósticos y tampoco sabemos como manejarlo. Otro aspecto que debería plantearse es si debería reflejarse en los informes clínicos como diagnóstico. Recordando a Miller3, los médicos nos encontramos a menudo con Titono, teniendo ante él poderes similares a los de Zeus para determinar su destino y condenarle a la búsqueda de la inmortalidad tras un camino de penurias y sufrimiento. Quizá haya llegado el momento, de identificar a Titono, y por fin dejarle morir y darle el descanso que merece.
Keywords