Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (Jan 1995)

Entrevista con Emilio Lledó.

  • - Consejo de Redacción

Journal volume & issue
Vol. 15, no. 52
pp. 105 – 120

Abstract

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Nacido en Sevilla en 1927, el filósofo español más hondo y discreto de la actualidad es también una de las figuras más solventes de nuestras letras. Lledó hizo sus primeros estudios en Madrid durante la guerra civil, licenciándose luego en 1952. Becado a continuación por la Fundación Humboldt, se instala en Heidelberg y estudia con los más grandes filósofos y filólogos del momento, Gadamer, LOwith, Dirlmeier y Regenbogen, discípulo este último de Wilamowitz. Emilio Lledó permaneció allí hasta 1962, como docente ya en los últimos cuatro cursos de su estancia alemana. Con todo, retoma a España, y, dado su apasionamiento por la enseñanza, se le reconoce como uno de los verdaderos maestros españoles: en Valladolid primero; desde 1964, en las universidades de La Laguna o Barcelona, como catedrático de Historia de la Filosofía, y. más tarde, en la UNED de Madrid, donde actualmente enseña. Fue nombrado, en 1988, miembro vitalicio del Instituto para Estudios Avanzados en Berlín, en donde vivió un año, y de nuevo, tras la concesión del Premio Alexander van Humboldt por el gobierno alemán, en 1990, fue invitado a investigar durante otro año en esa capital. Y ocupa un sillón de la Academia Española de la Lengua, tras leer su discurso de entrada, Las palabras en su espejo, en noviembre de 1994, un año después de su elección. Excelente cultivador de nuestra lengua -sus libros, claros y rigurosos, se alejan de la expresión académica-, Lledó ha traducido varios textos del alemán y del griego (es especialista en Platón, Aristóteles y Epicuro) e intenta siempre revitalizar el diálogo entre el pasado y el presente. Los lectores de Emilio Lledó empezaron a conocerle, en los setenta, con Filosofía y lenguaje; La filosofía, hoy (traducido al francés de inmediato) y Lenguaje e historia. Pero La memoria del logos y El epicureísmo, una filosofía del cuerpo, del gozo y de la amistad, ambos de 1984, consagran a su autor; y sus escritos siguientes logran una constante difusión: El silencio de la escritura, 1991, texto por el que le fue concedido el Premio Nacional del Ensayo; y El surco del tiempo, 1992, cuya versión italiana acaba de ver la luz y pronto aparecerá en francés y en inglés. A lo largo de 1994, se han impreso otros tres libros suyos, Palabras e imágenes, una intensa conferencia; Días y libros, exhaustiva recopilación de sus trabajos breves; y Memoria de la ética, con la que acaba de iniciarse una importante colección de ensayo de la editorial Taurus.