La Colmena (Jan 2011)
El Museo de Tepexpan y el estudio de la Prehistoria en México
Abstract
Los museos son medios de comunicación que brindan información diversa: obra artística, evolución del hombre, historia de una nación, adelantos científicos, entre otros. Tienen una función dinámica, cada vez más importante, cuyo propósito es recobrar el interés científico de investigación y comunicación de los diversos campos del conocimiento, que en este proceso se han vuelto masivos e interactivos, donde cada vez es más importante la evaluación y actualización. En este nuevo concepto, en el que se considera que deben ser abiertos y participativos, se requiere de personal especializado para la planeación, diseño, organización, administración y difusión. Las discusiones sobre el papel social de los museos se han agudizado durante los años recientes, sin embargo, estas instituciones no dejan de verse a sí mismas con un elevado compromiso con la comunidad, particularmente, en los museos de ciencias y tecnología (Barreto, 2000). Los actuales museos de ciencias tienen sus antecedentes en los antiguos espacios que guardaban celosamente colecciones tecnológicas y científicas, y en los de historia natural. A mediados de los años sesenta, un aire renovador invadió el mundo museístico de la Ciudad de México con la inauguración del Museo Nacional de Antropología. En la década de 1970, la modernidad se introdujo en las áreas científicas, y en los museos se impulsó la interactividad, que representó la punta de lanza museográfica para el nuevo intento de introducir la ciencia en la cultura popular. Años antes, en febrero de 1947, se habían encontrado los restos óseos conocidos como el Hombre de Tepexpan, en los alrededores de la localidad del mismo nombre, en el municipio de Acolman, Estado de México, donde también se hicieron diversos descubrimientos de fauna pleistocénica. El hallazgo del Hombre de Tepexpan tuvo una gran relevancia por tratarse de los restos humanos más antiguos hasta entonces hallados. Los encargados del estudio fueron el antropólogo físico Javier Romero, el ingeniero Alberto Arellano y el geólogo Helmut De Terra, quienes demostraron que los restos de Tepexpan correspondían a un Homo sapiens contemporáneo a los fósiles de mamuts y artefactos de piedra utilizados en la época del Pleistoceno.