Medicina (Mar 2015)
BASURA ELECTRÓNICA: CUANDO EL PROGRESO ENFERMA AL FUTURO
Abstract
Es una sombría paradoja que los aparatos que surgieron para apuntalar el futuro hayan empezado a enfermar al futuro mismo: madres embarazadas, niños y jóvenes en regiones vulnerables, como son la mayoría de regiones en el mundo. INTRODUCCIÓN Basura electrónica es todo desecho de un dispositivo diseñado para funcionar con energía eléctrica de redes públicas, baterías u otros campos electromagnéticos. También se conoce como Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) o Waste Electrical (e-Waste) (1). Los aparatos electrónicos funcionales, en estado íntegro, no son basura electrónica, ni fuentes activas de residuos peligrosos, que en ese estado de funcionabilidad están convenientemente empaquetados y en estado no dispersivo. Habría que destrozar e incinerar estos aparatos funcionales, tal como se hace en el reciclaje primitivo, para que sean liberados esos residuos peligrosos. ¿Qué son los residuos peligrosos –la gran amenaza que encarna la basura electrónica–? El Convenio de Basilea (2) establece que son residuos peligrosos, entre otros, los desechos que contengan retardantes de llama policlorados y polibromados; metales pesados como el cromo hexavalente, cadmio, plomo, mercurio, o cobre, también tóxicos derivados de la incineración como los dibenzofuranos y dibenzoparadioxinas –todos típicos de la basura electrónica– e incluso señala como residuo peligroso a la basura con montajes eléctricos y electrónicos –incluidos los cables eléctricos. De modo que toda basura electrónica contiene y genera residuos peligrosos y debe manejarse toda como tal: como basura peligrosa. Por ello la Directiva vigente de la Unión Europea sobre residuos eléctricos y electrónicos (3) exige que todos los aparatos eléctricos y electrónicos lleven un símbolo que impida que vayan al cesto de la basura.