Fedro (May 2006)

Editorial

  • Revista Fedro

Journal volume & issue
no. 4

Abstract

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Casi siempre hablamos de las cosas por convención; tan sólo algunas veces logramos instalarnos en esa dimensión esencial en donde el lenguaje se convierte efectivamente en “la casa del ser”. Si algo ha diferenciado tradicionalmente al filósofo del poeta es, tal vez, su instintiva desconfianza de la palabra, aunque sepa que sin la palabra nada es posible. Cuando hablamos de estética hablamos de muchas cosas diferentes. Si el lector consigna el término en un buscador de internet esperando vínculos con el mundo del arte y la belleza, se sentirá sorprendido al encontrar, antes que nada, anuncios de cremas hidratantes y milagrosas propuestas de recomposiciones corporales: no es que el término se haya degradado, sino, tal vez, que se ha reencontrado con el cuerpo después de tantos siglos exiliado en el reino de las realidades ideales. Hablamos de estética para entendernos y pocas veces nos entendemos cuando hablamos de estética. Hay quien considera que es un territorio amplio y multiforme, poco proclive a la formalización que implican las (+)