Gaceta Sanitaria (May 2004)
Práctica profesional y género en atención primaria Professional practice and gender in primary care
Abstract
En este artículo se analizan las relaciones entre el sexo de los pacientes y los profesionales, la clase social y el tipo de aseguramiento, por un lado, y la práctica médica y la satisfacción con la atención recibida por otro. Cuando la atención médica se basa en el paradigma biopsicosocial los resultados, en salud y satisfacción, aumentan. Parece que las médicas de atención primaria tienen un estilo de comunicación con sus pacientes más centrado en lo psicosocial que los médicos, a la vez que la mujeres expresan con frecuencia la preferencia por una médica para consultar problemas de índole psicosocial. Sin embargo, el sexo del paciente y el del profesional no muestran relaciones consistentes con la satisfacción. Algo similar ocurre con la clase social. En los 3 casos existe una carencia importante de información. Es imprescindible incorporar estas categorías a los estudios sobre la práctica clínica y la satisfacción, tanto en la recogida de datos como en el análisis. No es posible comprender fenómenos tan complejos como éstos sin tener en cuenta que el género y la clase social son fundamentos de la identidad individual y social y, por tanto, condicionan las diversas formas de interactuar en la relación paciente-profesional.In this paper we analyse the relations between sex of patients and professionals, social class and health insurance scheme, with the type of medical practice and level of satisfaction with care received by the patients. Following recent literature it can be said that medical practices based on the psychosocial paradigm obtain better results in terms of health and satisfaction. In the primary health care sector, there is evidence that women doctors follow a communication pattern grounded on the psychosocial model. In parallel, women patients frequently show their preferences for women doctors when their complaints are related to psychosocial issues. Sex and social class of patients and professionals are not consistently related to the level of satisfaction reached, although to date there is still a lack of research to support this point. It is necessary to incorporate in our research these analytical categories. Not only in data collection but also in the analysis. It would not be possible to fully understand the complexity of clinical activities without considering that gender and class shape our individual and social identity and therefore condition the diverse forms of interaction in patient-doctor relations.