Estudios de Literatura Colombiana (Jan 2019)

Loveland, de Luis Alfonso Salazar Berrío, o la ley del más fuerte

  • Gustavo Forero Quintero

DOI
https://doi.org/10.17533/udea.elc.n44a11
Journal volume & issue
no. 44
pp. 181 – 188

Abstract

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En los últimos años, la novela negra, sobre todo de origen estadounidense, ha tenido diversas transformaciones conforme a los distintos contextos en que ha sido asimilada. Ha derivado, entre otras, en la novela de crímenes latinoamericana caracterizada por la ruptura definitiva de la relación de causa-efecto que existía tradicionalmente entre un crimen y la sanción. Este formato se define así por recrear una situación de anomia social, es decir, de ausencia de ley o de falta de aplicación de la ley y sus efectos en la psicología de personajes cada vez más confundidos. Así lo ha estudiado el entrevistador en La novela de crímenes en América Latina: un espacio de anomia social (Forero, 2017), donde propone diferentes representaciones literarias del género en las distintas regiones del subcontinente. En Colombia, la novela de crímenes cuenta, además, con el abono de la novela de La Violencia de mediados del siglo xx y se consolida a partir de los años noventa del mismo siglo. Las distintas propuestas del género han calado hondo en las producciones más recientes de autores que, en medio de esa industria editorial cada vez más monopólica y excluyente (producto de ese mismo sistema), han logrado ofrecer singulares propuestas: una novela de crímenes de carácter cosmopolita, por ejemplo, una novela de definitivo contenido social y, en todo caso, una novela que describe cada vez con mayor claridad la anomia absoluta del sistema (como lo expuso Forero en La anomia en la novela de crímenes en Colombia de 2013 al hablar de narcotráfico, paramilitarismo o corrupción generalizada).