ESPACIO I+D: Innovación más Desarrollo (Oct 2013)
¿Se puede vivir sin Filosofía?
Abstract
Si tomamos la pregunta ‚¿Se puede vivir sin filosofía?‚ como una mera fórmula del lenguaje, como una expresión del español en la forma de interrogación más o menos equivalente a la pregunta ‚¿Es posible vivir sin filosofía?‚ la respuesta es inmediata, simple y obvia: sí, sí es posible vivir sin filosofía. Esta, sin embargo, no puede ser una respuesta satisfactoria para nosotros puesto que de inmediato nos damos cuenta de que, así considerada la pregunta, esto es, desde un punto de vista puramente formal y modal, la respuesta es la misma para absolutamente cualquier cosa. ¿Es posible vivir sin leche? Sí; ¿es posible vivir sin padres? También. ¿Se puede vivir sin dinero, sin coca-cola, sin carne, sin camisas, sin auto, etc., etc.? A esas y a todas las preguntas como esas, consideradas desde luego distributiva mas no colectivamente, se puede responder que sí, pero la razón salta a la vista: dado que la pregunta es puramente formal y que no estamos inquiriendo sobre su contenido sino que la estamos viendo como mera interrogación acerca de una posibilidad, sabemos a priori que ninguna respuesta posible generará una contradicción y, por lo tanto, que la respuesta en principio podrá ser siempre ‚sí‚. Desde luego que, así consideradas, tanto las preguntas como las respuestas son en todos los casos banales, con una posible excepción sobre la cual creo que vale pena llamar la atención. Afortunadamente, hay otro sentido de la pregunta ‚¿Se puede vivir sin filosofía?‚ que es el que la vuelve interesante, en relación con el cual la respuesta ‚sí‚ ciertamente ya no se puede ofrecer ni con la misma celeridad ni con la misma seguridad. Podría pensarse que lo que me propongo hacer es remplazar el esquema formal‚ ¿Se puede vivir sin X?‚ con la pregunta‚ ¿Vale la pena vivir sin X?‚ y hacer ver que en este caso ya no podemos ofrecer de inmediato un irresponsable ‚sí‚ a todas las preguntas que se puedan plantear. Por ejemplo, ¿vale la pena vivir sin amor, sin afectos, sin disfrutar absolutamente nada, sin tener ningún éxito en nada, sin perspectivas ni ilusiones acerca nada? La respuesta no es obvia, pero muy probablemente por lo menos en algunos casos tenga que ser un rotundo ‚no. Nuestra pregunta, por lo tanto, se habría transmutado y lo que ahora estaríamos preguntando es si vale la pena vivir sin filosofía. Sin embargo, aunque esta línea de pensamiento es interesante y algunas palabras diremos hacia el final del trabajo, lo que yo prima facie deseo es más bien defender la idea de que, más allá de si es o no es deseable vivir sin filosofía, el hecho es que simplemente es imposible hacerlo y que la filosofía aparece en nuestras vidas y es requerida por ellas nos guste o no. En otras palabras, me propongo sostener que la filosofía de hecho no es dispensable.
Keywords