Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología (Mar 1988)
Grandes figuras de la ginecobstetricia nacional
Abstract
Cuando Leoncio Barreto quedó registrado en los anales de la historia de nuestra ginecología y obstetricia, estas especialidades médicas comenzaban a recibir en Europa y los Estados Unidos de Norteamérica el gran impulso que las colocaría en un destacado lugar. Veamos el por qué de tal afirmación: Simpson, profesor de obstetricia de Edimburgo, introduce en 1847 el cloroformo como agente anestésico; Russel, en 1860, se atreve a trasfundir sangre, brazo a brazo, a las parturientas que estaban a punto de fallecer; en 1846, Semmelweis, en Viena, explica el mecanismo de contagio de la fiebre puerperal; Spath, también en Viena, Tarnier en Francia, Porro en Italia, hacen sus primeras cesáreas y abren con ello un paréntesis de confianza en la operación que iría a relegar intervenciones heroicas, de suyo peligrosas; Köeberlé, de Estrasburgo, se convierte en el amo de la ovariectomía, al igual que los hermanos John y Washington Atlee en los Estados Unidos; Mario Sims, en este mismo país, aporta nuevo instrumental ginecológico y enseña a operar correctamente las frecuentes fístulas genitales.