Sortuz (Nov 2022)
Subjectivising objectivity: Criminalisation of street sexual harassment in Spain
Abstract
Conditioning women’s lives from an early age, street harassment constitutes a form of sexual violence that is part of the system of patriarchal terror. Nonetheless, this practice is normalised and disguised as compliments by a large portion of society. Fortunately, the feminist movement has recently raised consciousness about the seriousness of this act. In the Spanish legal context, where street harassment was not regulated but permitted until this year, this awareness has derived into the criminalisation of this practice. The provision requires an “objectively humiliating, hostile or intimidating situation” for the existence of the crime. This work notes that the prerequisite of objectivity reproduces the fantasy that the law is neutral and the judge will be able to impartially apply it to objective facts, as well as objectivity reinforces the abstraction of the case in relation to its structural context. Besides, objectivity has the power to constitute itself as the reference point and hence any form of dissident epistemology is perceived as a mere marginal viewpoint. However, this article argues neutrality is driven by socially constructed power relations and makes those with power the standard. That is, objectivity is subjective, and concretely in this case, it is a masked masculine subjectivity. As a result, the criminalisation of street sexual harassment in the Spanish legislation appears unsatisfactory and originally flawed. Consequently, it is peremptory to design a feminist strategy that problematises the most basic principles and presuppositions of current law in order to understand how the legal response is presented as the only useful tool for women’s liberation while in fact it can also be an obstacle. Condicionando la vida de las mujeres desde una edad temprana, el acoso callejero constituye una de las formas de violencia sexual que componen el sistema de terror patriarcal. Sin embargo, esta práctica se normaliza y disfraza de piropos por una gran parte de la sociedad. Afortunadamente, el movimiento feminista ha conseguido aumentar la concienciación sobre la gravedad de este acto. En el contexto legal español, donde hasta este año el acoso callejero no estaba regulado sino permitido, esta sensibilización ha derivado en la criminalización de esta práctica. La disposición exige una "situación objetivamente humillante, hostil o intimidatoria" para la existencia del delito. Este trabajo advierte que dicho requisito de objetividad reproduce la fantasía de que la ley es neutral y el juez podrá aplicarla imparcialmente a hechos objetivos, así como la objetividad refuerza la abstracción del caso en relación a su contexto estructural. Además, la objetividad tiene el poder de constituirse como el punto de referencia y por tanto cualquier forma de epistemología disidente se percibe como un mero punto de vista marginal. Sin embargo, este artículo argumenta que la neutralidad se fundamenta sobre las relaciones de poder construidas socialmente y convierte a los que tienen poder en la norma. Es decir, la objetividad es subjetiva y, concretamente en este caso, es una subjetividad masculina encubierta. Como resultado, la criminalización del acoso sexual callejero en la legislación española resulta insatisfactoria y originalmente viciada. Consecuentemente, resulta perentorio diseñar una estrategia feminista que problematice los principios y premisas más básicas del derecho actual con el objetivo de entender cómo la respuesta legal se presenta como la única herramienta útil para la liberación de las mujeres cuando en realidad también puede ser un obstáculo.