Hispania Sacra (Dec 2009)

«En favor de las víctimas de la guerra»

  • Cristóbal Robles Muñoz

DOI
https://doi.org/10.3989/hs.2009.v61.i124.102
Journal volume & issue
Vol. 61, no. 124
pp. 691 – 753

Abstract

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La representación oficiosa dada al cardenal Gomá en diciembre de 1936, el envío Ildebrando Antoniutti como delegado apostólico en julio en misión humanitaria, mantuvieron bajo mínimos las relaciones de la Santa Sede con el Gobierno de Franco. La situación no cambió en 1937. El nuncio Gaetano Cicognani no llegó hasta junio de 1938. Los pasos discretos de una diplomacia secreta aconsejaron en septiembre de 1937 formalizar las relaciones, en su nivel más bajo. Antoniutti y Pablo de Churruca fueron nombrados encargados de negocios, en Burgos y ante la Santa Sede. La carta colectiva de los obispos ayudó a mejorar la imagen los nacionales ante los católicos de otros países. La posición doctrinal en que se insertan estos hechos quedó fijada en las tres encíclicas publicadas en marzo de 1937. En ella se denuncia la persecución religiosa del comunismo, el temor al nazismo y el deseo de salir de la persecución personando y luchando por la justicia a favor de las clases populares.

Keywords