Área de Enfermedades Neurodegenerativas, Instituto de Investigación Biocruces, Barakaldo; Departamento de Neurociencias, Universidad del País Vasco (UPV/EHU); Unidad de disautomia, Neurotek, Hospital San Juan de Dios Santurce, Bizkaia, España
Beatriz Tijero Merino
Área de Enfermedades Neurodegenerativas, Instituto de Investigación Biocruces, Barakaldo; Unidad de disautomia, Neurotek, Hospital San Juan de Dios Santurce, Bizkaia, España
Sara Teijeira-Portas
Área de Enfermedades Neurodegenerativas, Instituto de Investigación Biocruces, Barakaldo, España
Naiara Azkue
Área de Enfermedades Neurodegenerativas, Instituto de Investigación Biocruces, Barakaldo, España
La neuropatía de fibra fina es una entidad frecuentemente infradiagnosticada que puede deberse a numerosas causas. La sintomatología más habitual la conforman alteraciones de la sensibilidad y el dolor, síntomas disautonómicos como la taquicardia ortostática postural (acrónimo en inglés: POTS), alteraciones de la sudoración, hipotensión arterial neurogénica y síntomas más imprecisos como la fatiga. El diagnóstico no se realiza por los métodos neurofisiológicos convencionales y hay que utilizar exploraciones más complejas como el microrregistro, los potenciales evocados térmicos o por láser, las técnicas de electroconductancia o el test axonal reflejo cuantitativo para medir el sudor, y los test disautonómicos. La prueba gold standard sigue siendo la biopsia cutánea con técnicas inmunohistoquímicas especiales como la PGP 9.5 para cuantificar la densidad celular. Sin embargo, en los últimos años ha tomado relevancia la microscopia confocal de la córnea, un subrogado de la biopsia cuyas ventajas son su menor invasividad y la posibilidad de analizar in vivo las fibras nerviosas.