Semiárida (Nov 2018)
Efecto de la estructura de cultivo y la fertilización nitrogenada sobre el rendimiento de maíz en la Región Semiárida Pampeana
Abstract
En La Pampa la disponibilidad hídrica es el factor que más limita la producción de maíz. Las decisiones de manejo deberían apuntar a ubicar los periodos críticos en aquellas condiciones que maximicen el rendimiento. Estas están relacionadas con la estructura de cultivo (fecha y densidad de siembra, distancia entre hileras DEH, elección del genotipo) y otras prácticas como manejo del agua y los nutrientes, y la protección de los cultivos. En este ensayo se intentó evaluar cómo afectan al rinde, modificaciones en la densidad de siembra, la DEH y la fertilización nitrogenada. La densidad de siembra es una de las prácticas de manejo que determina la capacidad del cultivo de interceptar recursos, afectando la captura y utilización de radiación, agua y nutrientes. El efecto de la distribución espacial de las plantas sobre el rendimiento está asociado a la magnitud del déficit o exceso de recursos por planta. La DEH puede ser utilizada con criterio agronómico para mejorar las condiciones de crecimiento de los cultivos. En general, el rendimiento del cultivo tiende a ser mayor a cualquier densidad cuando las plantas se distribuyen regularmente (rectangularidad 1:1). La disponibilidad de nutrientes afecta la producción de biomasa y rendimiento de los cultivos. En la campaña 2012/13 se sembró en híbrido Don Mario 2741 MG RR2 a dos DEH (50 y 70 cm), diferentes densidades (4, 6 y 8 pl.m2), y utilizando diferentes dosis de urea (0, 100 y 200 kg.ha-1) aplicadas al voleo en el estadio V6. Los datos de cada tratamiento fueron analizados por ANAVA y las medias comparadas por el test de LSD de Fisher. En las parcelas con DEH a 50 cm los resultados arrojaron diferencias significativas en el rinde para las diferentes dosis de urea, no siendo así para las plantas por m2. Fertilizar permitió lograr mayor rendimiento, al aumentar el NG.m2 (mediante mayor N° de espigas por planta) y el PMG. También generó más MS.ha-1 sin modificar el IC. La baja densidad de plantación produjo más espigas por planta y mayor largo de las mismas, sin embargo el NG.m2 fue igualmente menor que en los tratamientos con mayor N° de plantas.m2. El PMG, como era de esperar, fue mayor a bajas densidades, compensando el menor NG.m2 y así logrando rindes semejantes a todas las densidades. En las parcelas con DEH a 70 cm, en cambio, el análisis arroja diferencias significativas entre las distintas densidades de plantas, no así al variar la dosis de Urea. Fertilizar no logró aumentar el N° de espigas por planta, pero si aumentó el tamaño de las mismas, aunque no llegó a generar mayor NG.m2 . El PMG fue mayor al fertilizar pero no logró influir marcadamenteen el rinde. La baja densidad de siembra produjo mayor N° de espigas por planta y mayor largo de las mismas, compensando la disminución del N° de plantas.m2 y logrando igual NG.m2. Los mayores PMG se registraron en las bajas densidades. La variación de PMG por densidad fue de mayor magnitud que la lograda al fertilizar con Urea y efectivamente repercutió en el rendimiento, siendo este mayor en las densidades bajas y medias. Ni fertilizar, ni disminuir la densidad de siembra logró modificaciones significativas en la producción de MS y en el IC. Se aceptó la hipótesis de que en ambientes de mediana a baja productividad resultarían convenientes bajas densidades de siembra. Como no ocurrió déficit hídrico en floración, por la presencia de napa, no se pudo comprobar el beneficio de sembrar a mayor DEH para conservar más agua para el período crítico del cultivo. El aumento de rendimiento debido al aporte de N, se comprobó solo a la DEH de 50 cm.