Editorial

Abstract

Sobre impuestos y otros demonios Colombia es uno de los países de América Latina donde el sistemas tributario es dinámico, 20 reformas tributarias en 17 años son evidencia de ello (en promedio una cada 18 meses). Buena parte de dichas reformas están precedidas por anuncios “espectaculares”: casi que de cada reforma tributaria presentada y aprobada se suele decir que esta sí es “estructural” y que va a cambiar “radicalmente” la dinámica de los tributos en Colombia. Casi todo intento de reforma comienza por indicar que los gastos del gobierno han crecido y que se necesita de manera urgente mayores recaudos para cubrir el “hueco fiscal”, al mismo tiempo cada reforma ambienta un debate sobre la desigualdad y la injusticia de los tributos en Colombia, así como resaltan la prioridad de “mantener la eficiencia y la competitividad económica” y suelen ofrecerse diversas alternativas para generar un sistema tributario que en apariencia solucione este “triple problema”. Sin embargo, lo que es claro es que las reformas difícilmente logran solucionar alguno: no son capaces de aumentar radicalmente el recaudo, porque a la par de cada decisión para aumentarlo, existe una que desgasta las bases gravables, crea exenciones o simplemente genera beneficios para contribuyentes incumplidos (las llamadas amnistías tributarias). Por otro lado, tampoco solucionan los problemas de eficiencia del sistema tributario pues usa tarifas elevadas, distorsiones mayúsculas –particularmente en el impuesto de renta– y procesos de control tediosos, cuestiones que ahora en el marco de la convergencia de los sistemas de contabilidad a IFRS tiende a agravarse. Finalmente tampoco soluciona el problema de la equidad, puesto que al final la decisión de cobrar más se rompe por la parte más débil de la cadena: el contribuyente de a pie, el que no tiene la capacidad de lobby político ante el congreso y el ejecutivo, al que no escuchan, pero por otra parte es el que no protesta. Y este escenario se repite tras cada reforma tributaria, aumentando el desorden y generando mayores tropiezos no solo a los contribuyentes sino a los contadores, que juegan todo el tiempo con reglas de juego nuevas, lo cual crea nuevas necesidades de actualización, nuevas controversias sobre las interpretaciones que deben hacerse sobre los procesos tributarios, nuevas resistencias al pago de los impuestos y también aumenta la inconformidad de los contribuyentes. Este es en parte el panorama que los artículos que componen la presente edición de la Revista Activos buscan presentar, a través de diferentes enfoques: desde los problemas estructurales del sistema tributario, hasta los puntuales y particulares que enfrentan organizaciones o sectores de organizaciones. Esperamos como siempre, que esta edición cumpla las expectativas de nuestros lectores. Atentamente, Equipo editorial Revista Activos Gloria Valero, Michael Díaz, Jairo Bautista.