Historia y Memoria (Jul 2014)
La querella por una alfombra, o la cuestión del buen orden de la república. Valencia, Venezuela, finales del siglo XVIII
Abstract
En 1796, los alcaldes ordinarios de primera y segunda elección, los regidores, procurador y fiel ejecutor del cabildo de Valencia deliberaban si debía o no la mujer de Ochoa usar alfombra en la iglesia. Refería la disputa a la mujer de un tal don Juan de Ochoa, quien para entonces profesaba como notario público en la ciudad de Valencia y a quien la Real Audiencia, diez años había sido erigida en la ciudad de Caracas, le había provisto el uso del tapete y estar “en posesión de ello como persona blanca”3. De Ochoa, “el Notario Ochoa”, poco es lo que se conoce. La documentación capitular del archivo del concejo municipal de Valencia de las postrimerías del siglo XVIII y los inicios del XIX, apenas lo registra escuetamente como “el Notario Ochoa”4. Su nombre, no así el de su mujer, se citará reiteradamente vinculado a un sonado caso de la época sobre blancura muy ordinaria.
Keywords