Tradicionalmente, la investigación de las funciones ejecutivas (FE) se ha centrado en tareas estructuralmente simples y neutras, en cuanto al componente afectivo. Esto se contrapone a un modelo más ecológico de la cognición, en el que el procesamiento emocional es parte activa y constitutiva del proceso cognitivo (Ceric, 2012; Lewis & Todd, 2007; Pessoa, 2009)