REC: Interventional Cardiology (Aug 2019)
De Prometeo a Element Care
Abstract
Cuando el hígado de Prometeo era diariamente devorado por el águila que Zeus enviaba a la montaña del Cáucaso, donde mantenía al titán encadenado, este pagaba con dolor el precio de la desobediencia y la inmortalidad. Insurrecto por robar el fuego a los dioses para otorgárselo a los hombres, proporcionándoles así calor, cocción de los alimentos, forja de utensilios y una llama divina que les confería espiritualidad e inteligencia, acercándolos a los dioses y diferenciándolos de los animales. La inmortalidad hacía que su hígado se regenerara para que al orto se reanudara el tormento del cual solo Hércules pudo liberarle al romper las cadenas de la condena.