La inteligencia artificial (IA) está transformando las finanzas y los negocios con análisis avanzados, automatización de procesos y predicciones precisas. Aunque mejora la eficiencia y la toma de decisiones, requiere supervisión humana para mantener la ética. La implementación de IA es costosa, demanda capacitación, proporciona mejoras significativas en la gestión de riesgos y en la toma de decisiones financieras, mejora la operación, el servicio al cliente, optimiza carteras e identifica oportunidades de inversión. Sin embargo, surgen desafíos como preocupaciones éticas y de privacidad, la necesidad de interpretar adecuadamente los resultados, asegurar la ciberseguridad y cumplir las regulaciones. La IA automatiza tareas financieras, reduce costos y errores, personaliza servicios al analizar el comportamiento del cliente. No obstante, la dependencia de datos plantea problemas de privacidad y seguridad, los sesgos en los datos pueden afectar la equidad, y complejidad de los algoritmos puede dificultar la transparencia y comprensión de las decisiones automatizadas.