Revista Española de Sanidad Penitenciaria (Feb 2007)

Actividad clínica en la consulta médica a demanda de un Centro Penitenciario frente a la de un Centro de Salud Comparisons between clinical practice consultation in a prison and in community health centres: differences and repercussions

  • C. Chérrez,
  • R. Alás,
  • J.R. Sanchiz

Journal volume & issue
Vol. 9, no. 3
pp. 23 – 31

Abstract

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Objetivos: Describir y cuantificar la actividad clínica en las consultas de demanda de un Centro Penitenciario (CP) para valorar las posibles diferencias respecto a un Centro de Salud (CS). Identificar los posibles requerimientos de formación específica ante eventuales traslados de profesionales entre uno y otro medio, resultantes de una supuesta integración de la Sanidad Penitenciaria (SP) en el conjunto del Sistema Público de Salud (SPS). Método: Estudio descriptivo transversal. Se aplica en tres equipos de Atención Primaria (AP): un Centro de Salud Urbano de alta carga asistencial (CSU), un Centro de Salud Rural de baja carga asistencial (CSR) y un CP provincial -no tipo macro cárcel-. Muestreo aleatorio secuencial que incluye toda la actividad médica generada en la consulta de demanda. Se excluye toda la actividad programada por el profesional sanitario y las consultas administrativas. Se realiza un intento de reconocimiento de consultas conflictivas para el profesional. Las comparaciones se realizan mediante el test estadístico de Contraste de Diferencia de Proporciones. Resultados: En el CP se halla significación estadística (SE) de mayor actividad clínica en las áreas de salud mental, toxicomanías, manejo de infección VIH-VHC y de problemas específicos de AP (integración biopsicosocial prioritaria en su tratamiento). En ambos CS hay SE de mayor actividad en el conjunto del área de Medicina Interna (MI) y de Geriatría (G). En el medio penitenciario hay SE de mayor conflictividad en la consulta. Conclusiones: En un futuro contexto de integración de derecho de la SP, puede ser necesaria formación en salud mental, particularmente en trastornos adictivos, y en manejo de infección VIH-VHC para ejercer en un CP. Puede ser necesaria formación en el conjunto de Medicina Interna, particularmente en Geriatría, de médicos de CP para que se trasladen a CS. La significación obtenida, en la asistencia sanitaria de una prisión, de la AP y de la conflictividad, sugiere un papel más relevante del médico general en un CP que en el conjunto del SPS y puede ser un dato a tener en cuenta en la planificación de la anunciada integración de la SP en el SPS.Objectives: To describe and quantify clinical practice consultancy in a prison health care unit so as to evaluate likely differences from a community Health Care Centre. To identify possible training needs when transferring health care staff from one system to another in the light of probable integration of Prison Health Care into the Public Health System. Methods: A transversal descriptive study was used for three Primary Health Care teams: an urban health centre with a high work load, a rural health centre with a low work load, and the health care unit of a provincial prison (not a mega-prison). Ransom sequential sampling was used to include all the medical activity generated in the consultancy. All activity programmed by the health professional and administrative consultancy was excluded, while efforts were made to locate troubled consultations. Comparisons were made by contrasting differences in proportions. Results: The Prison Health Care Unit showed higher statistically significant clinical activity in mental health, drug abuse, HIV and HCV infection management and specific Primary Health Care problems (biopsychosocial integration is a therapeutic priority). In both community Health Centres there is more statistically significant activity in Internal Medicine and Geriatrics. In the prison environment there is significantly higher troubled consultation. Conclusions: In a future context of integration of prison health care services into the Public Health Service, training in mental health care (especially addictive disorders) and in HIV-HCV infection management may be necessary for community health centre professionals wishing to transfer to prison health care units. The prison health care professional who wants to work in a public health centre may need training in Internal Medicine (especially Geriatrics). The statistically significant results for health care in prison, Primary Health Care and troubled consultation suggest that the GP plays a more active role in prison than in the community health centre. This should also be borne in mind when the intended integration of Prison Health Care into the Public Health Service takes place.

Keywords