Revista Ibero-Americana de Estudos em Educação (Mar 2020)

Wayunkeera, un trenzado metodológico epistémico del desarrollo humano wayuu como un anclaje a la metodología propia

  • Gabriel Segundo Iguarán Montiel,
  • Iván Manuel Sánchez Fontalvo,
  • Jennifer Tatiana Ortiz Segrera

DOI
https://doi.org/10.21723/riaee.v15iesp.1.13353
Journal volume & issue
Vol. 15, no. esp.1

Abstract

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Antes de iniciar el abordaje de la expresión que tomé de mi lengua materna ‘Wayunkeera’, es menester por parte mía contextualizar a los lectores sobre el lugar donde realicé mi investigación, en el territorio de wüinpümüin “hacia el camino de las aguas” ‘Iishuwo’u’ “tierra de cardenales”, Corregimiento de Nazareth, nombre dado en honor a la “Sagrada Familia de Nazaret” por los primeros misioneros capuchinos españoles, ubicado al pie de la unidad espacial del corredor de la Serranía de la Makuira[1]. Se trabajó con los mayores Wayuu, hablantes del wayuunaiki “lo que sale de la cabeza del ser Wayuu, a través de la boca”, Iguarán (2014a; 2019) grupo asentado geográfica e históricamente en la Península de La Guajira. Para el abordaje del trabajo, se aplicó la metodología discursiva propia Wayuu, la escucha, la observación y la narrativa, bajo una discusión dialógica “doblemente reflexiva”, Esmeral (2014). El idioma hablado por los Wayuu es el wayuunaiki, lengua más hablada de Colombia y de Venezuela, originario del tronco lingüístico Arawak, cuya población suman unos 278.254 habitantes según el DANE (2006a) “la población étnica y el Censo general de 2005” y otros tantos en la República Bolivariana de Venezuela, por lo que se considera una sociedad flotante entre estos dos países. En dicha lengua, se conservan fenómenos propios de la naturaleza de los lugares de wüinpümüin, silenciados por el poder de la lengua hegemónica, de allí el interés de seguir investigando sobre problemas sociales y culturales de lugarización, cual “propende a la satisfacción de la necesidad de identidad, personal y comunitaria del lugar” González (2014, p. 47), es decir, mi reencuentro con mi propia singularidad y convivencia entre hermanos wayuu. Desde su estructura morfológica y “significado de vida”, el wayuunaiki traduce “lo que sale de la cabeza de la persona wayuu a través de la boca” Iguarán (2014), es una expresión que surge de la estructura propia de la palabra, que es una “historia de vida” Abadio Green (2011). Con base en este ejemplo específico del estudio de la palabra desde su “significado de vida”, se tomó el estudio de la “wayunkeera, un trenzado metodológico epistémico del desarrollo humano wayuu como un anclaje a la metodología propia”, que emergió de mi tesis doctoral, luego de considerar esta expresión que estaba en desuso en cuanto a su función social y creadora dentro de la sociedad y de las prácticas de las personas mayores, al considerarla como expresión propia del mundo de los niños y niñas wayuu al crear imágenes con el barro. En tal sentido, el presente trabajo que pongo a consideración de académicos, es un constructo que surgió a partir de mi tesis doctoral Etnoeducación en la perspectiva de la palabra mujer, matriz de las cosas concepto en la Cultura Wayuu[2]. Para esta oportunidad, considero necesario retomar y profundizar el tema de Wayunkeera asumido en el tercer capítulo y representado bajo la figura del dedo medio de la mano que hace el papel de A’laülaa “Tío Materno”,la Autoridad Matrilineal de un E’irukuu territorial. Se denominó bajo la figura de la pedagogía de la afirmación cosmogónica y territorial en la tesis, camino retomado para encontrar los hallazgos bajo la tutoría del tío materno en la Cultura Wayuu, para entender la pervivencia sociocultural Wayuu y el engranaje que hacen ellos como producto y productor de la sociedad originaria, tanto territorial y cosmogónicamente en Wüinpümüin, Alta Guajira, Departamento de La Guajira Colombiana, es entender la construcción de ellos como individuo resultado de las interacciones sociales, develando los valores atribuidos social y culturalmente en el marco de su misma interacción para el control y administración de su propia vida y e’irukuu, como sociedad matrilineal.[1] La Serranía de la Makuira está en el extremo norte de la Península de La Guajira. Tiene unos 30 Km de largo y 12 de ancho, situado a 10 Km del mar Caribe. Está rodeada de tierras planas, bajas y áridas. Por su inclinación, configura una serie de laberintos de pequeños y profundos valles. Entre los cerros de mayor altura en ella, está JIWONNEE (753 m.), WALECHI (852 m) y PAALUWO>U (865 m), configuran tres ecosistemas separados unos de otros por terrenos erosionados. La serranía se caracteriza por un clima determinado por la influencia de los húmedos vientos alisios del noreste. La mayoría de la precipitación ocurre entre octubre y noviembre y, es de menos de 1000 mm por año. La temperatura promedio es de 28º C, alcanzando un máximo de 40º C y un mínimo de 12º C. La importancia ecológica de la Serranía radica en su carácter de isla biogeográfica, ya que se trata de un bosque enano nublado, dentro de una región semidesértica, con una precipitación menor de 400 mm al año. La Serranía constituye una barrera para los vientos provenientes del mar cargados de humedad, que al chocar con ella se condensa formando nubes, las cuales descienden hasta unos 350 metros durante la noche. El bosque nublado, de unos 15 Km2, alberga unas 343 especies de plantas catalogadas y, especies endémicas de fauna. La vegetación ha sido descrita en cinco tipos: 1) Monte espinoso; 2) Bosque muy seco; 3) Bosque seco siempre verde; 4) Bosque ripario y 5) Bosque nublado. SUGDEN A. (1988). [2] Es una equivalencia metafórica de la palabra en Wayuunaiki PÜTCHIKAT que significa [la palabra] que por sí misma tiene una trascendencia o connotación femenina. Además en su construcción lleva dos términos que así lo denotan pütchi que hace referencia a lo que se dice y –kat que le da su carácter femenino, de tal forma que pütchikat que es La Palabra Mujer y razón fundamental de esta investigación.

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