Medicina (Aug 2002)

Recomendación para la Atención Ético-Médica del Paciente Terminal

  • Fernando Sánchez Torres

Journal volume & issue
Vol. 24, no. 2
pp. 87 – 90

Abstract

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<p><strong>(Aprobada en Sesión del 18 de abril de 2002)</strong></p><p><em>Pautas para el Manejo Ético-Médico del Paciente en Estado Terminal.</em></p><p>En la actualidad, los avances tecnológicos en el campo de las Ciencias Médicas han hecho posible prolongar la vida de pacientes que en otras circunstancias estarían condenados a fallecer a corto plazo como consecuencia de una enfermedad o de una agresión traumática. La existencia de las llamadas Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) ha sido un factor preponderante para ello. Se trata de espacios asistenciales destinados a manejar “agresivamente” los estados considerados como “críticos“, utilizando aparatos y procedimientos de avanzada, a unos costos económicos altos, con frecuencia superiores a las posibilidades pecuniarias de muchos de los pacientes.</p><p>Frente al valor de la vida -de la vida útil y de calidad, por supuesto-, cualquier gasto que signifique su conservación se convierte en una buena inversión. Tal principio justifica la existencia de las UCI.</p><p>Sin embargo, no es raro que en las UCI sean aceptados y manejados por tiempo largo pacientes cuya recuperación no es posible, pese a la variada y sofisticada tecnología con que se cuenta. Se trata de individuos catalogados como “en estado terminal“, para significar con ello que su enfermedad es ineluctablemente mortal, vale decir, que la Medicina ya ha sido derrotada.</p><p>Teniendo en cuenta lo anterior, el manejo agresivo y costoso de dichos enfermos es a todas luces injustificado, lo cual configura la llamada “distanasia” o “encarnizamiento terapéutico”, criticable desde el punto de vista científico y, con más razón, desde el punto de vista ético.</p><p>Por no ser subsidiario de los beneficios de la medicina agresiva o intensiva, el enfermo en estado terminal se constituye en un paciente muy especial.</p><p>Por una parte, habiendo sido desahuciado médicamente, algunos consideran que las instituciones asistenciales ya no tienen compromiso con él; de otro lado, los familiares suelen adoptar posiciones ambiguas: buscarle un sitio o refugio donde sean otros quienes se encarguen de responder por su manejo o, por el contrario, exigen que sea atendido en una UCI.</p><p>El enfermo, muy comúnmente consciente de su estado, no sólo padece el dolor físico de su condición terminal, sino también el dolor moral de encontrarse en la antesala de la muerte, y de saberse convertido en un conflicto para quienes lo rodean.</p><p>Ciertamente, el paciente en estado terminal es un caso especial, que, por lo mismo, obliga a quienes están comprometidos profesionalmente a manejar enfermos a tener muy en cuenta cuál es su deber frente a esta situación.</p><p>En 1880, en Francia, dos famosos clínicos -Berard y Gubler- acuñaron una frase que hizo carrera, pues compendia muy bien cuál es el papel humanitario que debe cumplir el médico y en general el personal de salud: “Curar a veces, aliviar con frecuencia, consolar siempre“. Siendo así, en la antesala de la muerte, que es el estado terminal, el médico ya no puede curar.</p><p>Sólo le resta aliviar y consolar. Hoy corren vientos a favor de otra posibilidad, muy discutible por cierto: “ayudar a morir de vez en cuando”...</p><p><em><br /></em></p>

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