Diacrítica (Jan 2024)

El asesinato y la traducción consideradas como dos Bellas Artes

  • Juan Miguel Zarandona

DOI
https://doi.org/10.21814/diacritica.4953
Journal volume & issue
Vol. 37, no. 3

Abstract

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Thomas de Quincey (1785–1859) fue un escritor inglés de principios del siglo xix y genio del humor más provocador que el brillante romanticismo de su nación ha ofrecido a la República Universal de las Letras. En español, sus dos libritos más escandalosos, por ser los más populares, recibieron los títulos siguientes: Los Placeres y las Tormentas del Opio, del original de 1821 (Confessions of an English Opium Eater), y El Asesinato, Considerado Como Una de las Bellas Artes, del original de 1832 (On Murder Considered as One of the Fine Arts). Si el asesinato en las Islas Británicas podría considerarse una de las bellas artes, como años más tarde tal vez terminara de demostrar su paisana y sucesora Dame Agatha Christie (1890–1976), cómo no utilizar la misma metáfora para las traducciones españolas: la recepción del humor y de los dobles sentidos, la crítica social, el enfoque estético-revolucionario de la empresa libresca que se encuentra entre sus manos, la manipulación de las normas de traducción, intenciones y hasta leyes de traducción, el cambio de funciones, etc. Tal vez no sea posible rebuscar entre un texto más acertado que el que proponemos para este artículo, para descubrir una vez más que ciertas traducciones, al menos, son un producto artístico, aunque la traducción perfecta no exista, como, según dicen algunos, el crimen perfecto tampoco, por muy bello y macabro que sea este.

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