Contabilidad y Auditoría (Jun 2012)
El Acercamiento de la normativa contable europea a las normas del IASB: un reto para 2005
Abstract
Actualmente es de aceptación generalizada la necesidad de un lenguaje contable común. La creciente e imparable globalización de las relaciones económicas y financieras exige disponer de una información comparable, objetiva, transparente y fiable, lo cual se consigue mediante la armonización internacional. Ésta no constituye una novedad, sino que es un camino en el cual se han ido dando pasos firmes durante los últimos treinta años y la experiencia acumulada permite afirmar que es un proceso largo, no exento de dificultades e intereses encontrados, en el que la eficiencia que genera para el sistema económico en su conjunto es su principal impulsor. En Europa se han dado importantes pasos para la integración económica regional, con el objetivo inicial de crear un mercado común; desde el comienzo se puso de manifiesto la necesidad de disponer de una información contable equivalente, lo cual pasaba por emprender la tarea de su armonización, que se inició en los años setenta, fundamentalmente a través de las directivas de Derecho de Sociedades. Paralelamente en el tiempo, aunque en otro contexto, en este caso en el ámbito mundial, empezó su andadura el International Accounting Standards Committee (IASC), organismo independiente de carácter privado, emitiendo Normas Internacionales de Contabilidad (NIC, o, en su acrónimo inglés, IAS —International Accounting Standards—), que en 2001, año en que fue sustituido por el actual International Accounting Standards Board (IASB), ascendían a 41. La insuficiencia del modelo armonizador europeo provocó que a mediados de los años noventa se produjera lo que cabría llamar la primera aproximación seria de la Unión Europea al IASC, al adoptar una nueva estrategia para la armonización contable tomando como referencia la labor del IASC. Esta actitud, lógicamente, fue muy bien acogida por este organismo, pues suponía un importante reconocimiento a su trabajo, que le permitiría jugar un papel mucho más relevante en el marco de la contabilidad mundial, máxime cuando por esas mismas fechas adquirió el compromiso de colaborar con los mercados de valores de todo el mundo. Diez años más tarde, en 2005, se prevé que tenga lugar un hito sin precedentes: la implantación de las NIC como obligatorias para la información consolidada de las sociedades cotizadas en la Unión Europea, lo cual constituye todo un reto en cuya consecución participan hoy en día activamente las autoridades europeas, los organismos reguladores nacionales, los profesionales y las empresas. Precisamente, el presente artículo tiene por objetivo analizar las consecuencias de este acercamiento y cómo se ha llegado a esta situación, hasta hace no demasiado tiempo impensable, que sin duda va a tener repercusiones trascendentales en el devenir futuro de cara a conseguir una información financiera comparable a nivel mundial, con la consiguiente mejora en la eficiencia de los mercados.