Ciencia Política (Jan 2018)
La Economía del carbono: Una adicción de difícil tratamiento
Abstract
El cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump —magnate de la construcción y los casinos, y figura del insustancial mundo del espectáculo televisivo—, tuvo como lema de su campaña “hacer nuevamente grande a Estados Unidos” (Make America Great Again, fue la frase en inglés), sin que en ningún momento precisara su sentido. Sin embargo, en un período muy corto desde la asunción del mando, el eje central de la estrategia dejó emerger el mundo imaginado que escondía el eslogan. El nombramiento de Rex Tillerson, director ejecutivo de Exxon Mobil, como Secretario de Estado; de Scott Pruit —escéptico del cambio climático, defensor de la industria del petróleo y varias veces demandante de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU (conocida como EPA, por sus siglas en inglés)—, como director de la institución objeto de sus ataques; así como la derogación de la ley de regulaciones a la explotación del carbón, que tenía como objetivo proteger los cuerpos de agua de los desperdicios de la extracción del mineral; el retiro del Acuerdo de París sobre cambio climático y, más recientemente, la derogación del Plan de Energía Limpia (CPP, por sus siglas en inglés) son hechos más que suficientes, que permiten concluir que, más allá del proteccionismo, la reindustrialización o el regreso al bilateralismo en las relaciones internacionales, el principio fundante de la nueva política estadounidense tiene su base material y estratégica en situar, nuevamente, en el centro de la escena la producción y comercialización de los combustibles fósiles.
Keywords