Revista Colombiana de Educación (Feb 1988)
DEBATE SOBRE LOS INTERNADOS Y LA ESCUELA NUEVA
Abstract
DESJARDINS: Yo veo claramente donde está la ventaja para el niño mismo, ¿pero donde está el interés general de la sociedad? ¿Me concederéis aquel principio que requiere (que el interés de la sociedad demanda), que la obra de la educación sea, si es posible, sustraída a aquello que deshace la educación, es decir, en este caso al bullicio de las ciudades? ¿Me concederéis el principio de que el educador debe tomar deliberadamente su punto de apoyo fuera de la realidad social inestable a fin de que sea capaz de resistirla? Sobre este asunto he tomado ya partido y sé bien lo que haría. Pero surgen los problemas prácticos. DURKHEIM: La pregunta planteada por mi amigo Desjardins parece tener un interés platónico. Es evidente que en Francia no podemos librarnos de los internados. Los jesuitas quisieron evitarlos, pero se vieron obligados a ceder ante las quejas de las familias y de las municipalidades. Las Escuelas Centrales de la Revolución no tenían internados, y esta fue una de las causas de su fracaso.