Encuentros (Nov 2024)
El arte y el contexto socioeducativo: una relación simbiótica
Abstract
El arte, en sus múltiples manifestaciones, actúa como un catalizador de identidad y expresión. Al conectar a las persona con sus emociones y valores, la educación artística les permite crear y participar en un lenguaje universal que trasciende barreras lingüísticas y culturales y favorece el bienestar de las dificultades que ovillan al ser humano en torno a sí msimo. Este proceso de autoexploración y comunicación aporta beneficios en el ámbito de la educación y la inclusión, donde, como se muestra en estudios recientes, el arte facilita la construcción de la identidad individual y colectiva, favoreciendo la cohesión social. A través de programas que integran el arte en la educación, es posible observar impactos transformadores en áreas como la inclusión social, la salud emocional y el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad y el sentido de la vida. Así, la mediación artística se convierte en una herramienta poderosa en proyectos de intervención social, donde el arte se utiliza para construir puentes de comunicación y entendimiento entre diferentes grupos sociales. Esta práctica va más allá del ámbito educativo formal y se extiende al trabajo con comunidades en riesgo de exclusión, personas con enfermedades neurodegenerativas y otros colectivos vulnerables, evidenciando que el arte es una herramienta de cambio y de cohesión social??. Además, el arte enfrenta actualmente nuevos retos y oportunidades en el contexto de la tecnología y la inteligencia artificial (IA). En este sentido, la IA ha comenzado a desempeñar un papel en la producción creativa, y aunque no sustituye el valor humano, actúa como un apoyo en la generación de ideas y en la exploración de nuevas formas de expresión. Las personas estamos aprendiendo a dialogar con esta tecnología, desarrollando una visión crítica y consciente sobre su rol en el proceso creativo y en la preservación de la originalidad. Así, la IA representa un potencial para ampliar las posibilidades de expresión y colaboración en el arte, siempre y cuando se mantiene un equilibrio entre su uso y la creatividad humana intrínseca. La presencia de la música y las orquestas universitarias en la educación superior es otro ámbito crucial que potencia la vida cultural de las ciudades y fomenta la participación ciudadana en actividades creativas y culturales. La creación y difusión de la cultura mediante estas orquestas no solo contribuye al desarrollo artístico de los estudiantes, sino que también enriquece el entorno social y económico, mostrando el impacto tangible de la educación artística en la revitalización de comunidades enteras. En esta línea, los capítulos que integran el presente dossier exploran en profundidad diferentes facetas facetas de la educación artística, abordando desde la construción de la identidad en la infancia hasta el papel de la tecnología en el arte y las dinámicas sociales que posibilita. Evidenciando que, en este contexto, el arte emerge como un agente transformador capaz de formar individuos críticos, creativos y socialmente responsables, preparándolos para contribuir activamente en un mundo en constante cambio. No obstante, es importante advertir que las artes no sustituyen a la educación social. El lenguaje artístico, no es un abracadabra, no hace desaparecer el dolor ni las dificultades. No tiene un fin en sí mismo: no cura, no sana, no salva, pero conviene recordar que para el que sufre (y mucho), el arte puede ser tirita y beso, y sólo por eso, es necesario tenerlo en cuenta.