Cuadernos de Historia de España (Dec 2009)
La diplomacia beligerante: Felipe IV y el Tratado Anglo-Español de 1630
Abstract
Al ascender al poder Felipe IV, la situación política internacional presentaba un panorama alentador para España. Sin embargo, la Pax Hispanica, alcanzada por su predecesor, no había evitado que la reputación y el prestigio españoles salieran seriamente dañados. Cualquier giro en política exterior podría hacer saltar este inestable equilibrio, especialmente en el noroeste atlántico. La no renovación de la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos, a poco de ascender al poder, el posterior apoyo español a los hugonotes franceses y la desestabilización de las relaciones anglo-españolas tras el relevo de Gondomar en Inglaterra, abrieron el camino a una diplomacia que contemplaba el rearme, el complot y la intervención militar. El breve episodio bélico con Inglaterra, entre 1625 y 1630, y la apertura de negociaciones con Londres terminaron demostrando el interés estratégico que para España tenía la paz con Inglaterra en el triángulo de relaciones con Francia y los Países Bajos. El Tratado de Madrid de 1630 aportó, entre otras cláusulas de orden político, comercial y militar, la estabilidad y el compromiso necesarios para que España pudiera seguir interviniendo en los asuntos europeos.When Philip IV reached power, the international political situation was quite favourable for Spain. However, the Pax Hispanica, obtained by his predecessor, could not avoid Spain's prestige and reputation being seriously damaged. Any change in foreign politics could break this unstable balance, especially in the Atlantic northwest. Several factors such as the end of the Twelve Years Truce with the Dutch, the Spanish support to the French Huguenots and the weakness of the Anglo-Spanish relationships after the return of Gondomar from England, led to a different situation. The new diplomacy considered rearmament, plot and military interventionism as useful tools to reach its objectives. The short war with England, between 1625 and 1630, and the subsequent negotiations with London proved how important it was for both countries to reach a treaty of peace. The stability of the Anglo-Spanish relationships allowed to keep the balance with France and the Low Countries. The treaty of Madrid in 1630 made it possible for Spain to keep its political, military and economical influence in Europe.