Ius et Praxis (Jan 2004)
Entendiendo por qué se Redujo la Criminalidad en la Década de 1990: Cuatro Factores que lo Explican y Seis que No
Abstract
En este artículo pretendo establecer las verdaderas razones del por qué de la baja en la criminalidad en los Estados Unidos durante la década de 1990. Comienzo con una revisión de los hechos y después analizo las principales explicaciones del por qué de la baja, fijándome en posibles determinantes que hayan cambiado de manera sustancial en los años noventa. La mayoría de las supuestas explicaciones ofrecidas hasta el momento, entre ellas, la solidez de la economía, los cambios demográficos, las mejores estrategias policiales, las leyes de control y porte legal de armas y un aumento en la aplicación de la pena de muerte, no juegan un rol directo en el descenso de la criminalidad. Por el contrario, existen cuatro factores que determinan prácticamente todo el descenso visto en la criminalidad: el incremento del número de policías, el aumento de la población penal, la disminución de la epidemia del crack y la legalización del aborto. Por tanto, concluyo que la baja en la criminalidad realmente no es un enigma, sino que está suficientemente explicada por las teorías disponibles. Yo sostengo que el verdadero enigma que continúa sin solución es el por qué la tasa de delitos no comenzó a decaer con anterioridad. Finalmente, ofrezco mi estimación acerca de las tendencias en la criminalidad que podrían esperarse para la próxima década.In this paper, I attempt to sort out why crime in the United States declined in the 1990s. I begin with a review of the facts. I then analyze the leading explanations for why crime fell, looking at possible determinants that changed in some substantial way in the 1990s. Most of the supposed explanations actually played little direct role in the crime decline, including the strong economy of the 1990s, changing demographics, better policing strategies, gun control laws, concealed weapons laws and increased use of the death penalty. Four factors, however, can account for virtually all of the observed decline in crime: increases in the number of police, the rising prison population, the waning crack epidemic and the legalization of abortion. Thus, I conclude that the decline in crime does not really pose a puzzle, but rather, is readily explained by the available theories. The real puzzle that stands unanswered, I argue, is why crime rates did not start falling earlier. In the final section, I offer some tentative observations about what crime trends might be expected in the next decade.