Boletín Geográfico (May 2014)
Migración trabajadores rurales y construcción social del territorio en el Alto Valle de Río Negro
Abstract
El espacio del Alto Valle del río Negro históricamente expresó la tensión global–local, dado que desde principios del siglo XX, la actividad frutícola se orientó a la exportación. Esto generó dinámicos flujos de capital, de mercancías y de trabajadores rurales. Al consolidarse esta producción se afianzaron las “chacras” como unidades productivas dominantes, al tiempo que en sus “márgenes” se formaron pequeños núcleos de población trabajadora. Estos territorios, próximos a las explotaciones, a orillas de los canales de riego -calles ciegas- o como barrios marginales de la zona urbana, constituyeron un patrón de organización espacial con características particulares. Los mismos se originaron por la radicación de familias de migrantes, en su mayoría chilenos que venían a levantar la cosecha y que finalmente se establecieron en la zona. Estos espacios residenciales conviven con las organizaciones productivas mayores, en las cuales se emplean. Territorializarse, para muchos migrantes y sus familias, significó crear prácticas que les proporcionan efectivo “poder” sobre su reproducción en cuanto grupos sociales. La imbricación en la larga duración de estos territorios relacionados con la migración y el trabajo en la fruticultura, permite mostrar la complementariedad de territorios para producción y territorios para la reproducción. Desde la visión de una construcción social del territorio se reconoce la importancia del proceso social de producción protagonizado por el trabajo. El abordaje de la temática combina metodologías cuantitativas y cualitativas, procedimientos histórico-comparativo, estadístico-geográfico y estudio de caso, asimismo se triangulan fuentes primarias y secundarias.