Santiago (Nov 2015)
Noticias acerca de la niñez y la juventud de Antonio Maceo
Abstract
Desde finales del siglo XVIII, la isla de Cuba se encamina hacia un sistema de producción basado en la plantación. En algunas regiones, sobre todo en La Habana, esta transformación es más intensa, rápida y visible que en el resto de la colonia. Era lógico que fuera así: aquí se localizaban las mayores fortunas de la Isla, amasadas gracias a la condición otorgada a La Habana de puerto de escala de las flotas españolas, y a la existencia de una vieja oligarquía hatera, que no dudó en fragmentar sus extensos pastizales, convertirlos en florecientes cañaverales, y poblarlos tanto de ingenios azucareros como de un número elevado de negros esclavos para lo cual, oportunamente, se decretó la libertad de comercio de esclavos, sometidos éstos, en lo sucesivo, a un régimen de trabajo totalmente diferente al acostumbrado hasta entonces: el carácter doméstico- patriarcal de la esclavitud que existía dentro de la economía hatera, languidecía para dar paso a la más despiadada esclavitud de barracón, en la que la dignidad del hombre se anulaba ante las más asombrosas ignominias.