Estudios Eclesiásticos (Nov 2019)
Restricción mental y mentira
Abstract
A mediados del siglo XVI la restricción mental se propuso, dentro de la moral católica tradicional, como un recurso para ocultar información sin mentir. Desde San Agustín y a partir de Santo Tomás la mentira queda establecida como intrínsecamente mala, las intenciones y circunstancias determinarán la mayor o menor gravedad del pecado. Es por ello por lo que se necesitó plantear una salida a situaciones donde no se debe revelar la verdad, pero tampoco no es posible callar. Por tanto, con el concepto de restricción mental, se buscó salvaguardar íntegramente el planteamiento tradicional sobre la mentira. El presente estudio busca demostrar cómo, en el caso idealmente perfecto, de la restricción mental se miente.