Farmacéuticos Comunitarios (Mar 2018)
El rol de la farmacia comunitaria en salud pública
Abstract
En los últimos años la farmacia comunitaria ha orientado su actividad a garantizar un adecuado uso de los medicamentos por los pacientes, a la vez que ha venido participando en numerosas campañas de educación y prevención sanitaria, orientadas a promover una mejora de la salud y un mayor bienestar de los ciudadanos. También se han venido realizando otro tipo de actividades orientadas a la detección de patologías ocultas (cribados), así como al control y evaluación de parámetros bioquímicos útiles para evaluar la efectividad de los medicamentos que utilizan los pacientes. En el campo de las toxicomanías, considerado el drogodependiente como un enfermo crónico, siendo el farmacéutico comunitario un profesional sanitario accesible y cercano, es fácil pensar en él como un instrumento útil para colaborar en el abordaje sanitario, e incluso social, de estos enfermos. Programas como el denominado “kit antisida”, de Intercambio de Jeringuillas, de Mantenimiento con Metadona, el programa para el Tratamiento Supervisado con Tuberculostáticos a Pacientes del Programa de Mantenimiento con Metadona, la Campaña del Preservativo 3x1 o el test rápido de VIH en las farmacias son ejemplos de la cada vez mayor participación del farmacéutico comunitario en programas asistenciales y preventivos relacionados con las toxicomanías, aportando su profesionalidad, accesibilidad y cercanía. Sin embargo, pese a los grandes avances realizados por la profesión, queda un gran campo de actuación para nuevos programas y actividades en los que la farmacia puede aportar eficiencia al actual sistema sanitario.