Sanus (Aug 2019)

EDITORIAL: Una situación de cuidado como herramienta para su enseñanza

  • Edith Alexa Peña-Gracia,
  • Eva Angelina Hernández-Villa

DOI
https://doi.org/10.36789/sanus.vi3.69
Journal volume & issue
no. 3

Abstract

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El 18 de noviembre, apenas ayer se festejó su cumpleaños, me extrañó no verla en el jardín tomándole fotos a la nueva flor del mismo, o meciéndose en el columpio comiendo uvas, descalza y un poco despeinada. Entré a la casa con ganas de toparme con una realidad diferente, pero no, la expectativa aún continúa distante, me observó y con su sonrisa transparente me hizo entender que todo valía la pena, tantos desvelos, tanto cansancio, tantas lágrimas, tenía la comida lista y no pude hacer nada más que abrazarla, hacía todo por hacerme sentir bien, hacía como que nada pasaba, me contaba como estuvo el día mientras bromeaba y se reía como siempre y aunque por dentro yo quería llorar, externamente sonreía por su gracia al contar los chistes diarios que salen en el periódico. ¿Cómo es posible? me preguntaba, ¿que a una mujer como ella le pase esto?, pero segundos más tarde lo comprendí mientras ella jugaba con su cabello, éste se desprendió de repente y sin hacer mayor alarde ella lo ocultó, por supuesto fingí no haberla visto, lo comprendí: Ella podía con esto y si ella podía, nada más importaba, yo también podía hacerlo. Fui al baño me mojé la cara y regresé a la cocina, en la mesa encontré una máquina para cortar el cabello, me miró y me dijo ya es tiempo, fingí que no me importaba pero una parte de mí se ponía a temblar cada vez que uno de sus rubios cabellos caía al suelo, al terminar de cortar su pelo volteó hacia mí y me preguntó: ¿Alexa, ya no soy bonita?, le sonreí con mucha ternura y aunque ella se miraba con cierta rareza en el espejo, no pude evitar percatarme de que era la mujer más hermosa del mundo, me di cuenta que ya no quería ser aquella chica esbelta con ojos de color y cabello largo, no, ahora quería ser como ella, la mujer que no tiene pelo y que le hace muecas a los bebés, esa mujer que ama la vida. Pasó la tarde dormida y yo estuve toda la tarde mirándola, después de todo llegué a una conclusión, ¿Qué es el cuidado, si no es amor?

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